"Si dejas de aprender, dejas de enseñar" (Joan González)

2013/11/12

LOS ENTRENADORES...LOS NUEVOS JOHN WAYNE.


Recientemente un entrenador y amigo me contaba que un jugador suyo había dejado el equipo por no jugar, o quizás, por no sentirse importante. Inmediatamente algún compañero con peso específico dentro del grupo, se quejó de esta circunstancia a un directivo, y ahora este entrenador empieza a estar cuestionado... Senior, no es una situación nueva. Es la vida cotidiana de los entrenadores en estas categorías. Hay muchas mas.

Otros entrenadores viven con la sombra que el hijo del directivo de turno, sea influyente en los planteamientos tácticos del equipo. Otros entrenadores, son cuestionados por que anteponen la formación a los resultados y quizás este equipo, no será campeón de la copa del mundo universal de categorías de mini, infantil, cadete o júnior, con lo que el jugador no podrá optar a ser escogido mejor jugador del mundo, básicamente de su club, de su pueblo, ciudad o comarca como máximo. Otros tantos, criticados por su metodología, por que son excesivamente duros, y añaden de que su hijo ha perdido la confianza, (frase mágica que merece capítulo aparte) o por el contrario por que este entrenador “no aprieta” lo suficiente. He llegado a oír en una grada viendo cadetes, a algunos padres criticar a su entrenador, por que “no hace jugadas, y claro, así no se puede ganar”. He llegado a oír que “si cobra... que aguante”.
Recuerdo que muchas de las preguntas que me formulan los alumnos en las clases para la titulación de  entrenadores, es que muestran una gran preocupación por que en los clubs donde ejercen de entrenadores, no tienen “respuesta” ni “salida” a situaciones muy incómodas, a presiones de directivos y padres, que ejercen el poder de esta parcela del parquet. Su miedo es doble. Uno, es no poder desarrollar toda su capacidad como entrenadores y la otra que los echen y no poder ejercer una cosa que les encanta, entrenar a baloncesto.

Me gusta comentar que la mayoría de entrenadores (evidentemente siempre hay excepciones) hacen un gran esfuerzo personal para poder, durante 10 meses, dirigir un equipo de baloncesto. Me gustaría que los directivos, padres y otros supieran todo lo que sufre un entrenador por hacer esta camino tan largo y conseguir los objetivos marcados por el club, tanto los que están en formación como los que dirigen equipos donde hay que conseguir objetivos clasificatorios. Quien no haya entrenado, no puede saber el grado de presión que supone ser y ejercer de entrenador.

Se que no es una situación nueva, pero diría que con el tiempo el entrenador está perdiendo poder en la única parcela que pueda ejercerla... en el parquet.

Los que nos dedicamos a esto, (que no quiere decir que entendamos, de esto saben mucho mas “los otros”), sabemos lo que nos mueve a ENTRENAR, es  la ilusión por este deporte, las ganas de enseñar muchas cosas que se esconden detrás de un balón de color naranja, la relación con los jugadores y jugadoras, formar parte de su educación deportiva, etc...y ayudar en este proceso madurativo en el crecimiento personal del jugador, y por que no, con jugadores ya mayores, adultos,  desarrollar unos valores que sólo los que hemos vivido un vestuario, sabemos que se adquieren, y que no son tan tangibles como nos imaginamos. Costaría mucho que un jugador, un entrenador, con palabras expresase como le ha sido de útil esta convivencia año tras año, vestuario tras vestuario...

Por eso cuando me enfrento a entrenadores compañeros y amigos algunos, o a jóvenes que empiezan a entrenar, me gusta darles la mano efusivamente o un abrazo. Es un abrazo sincero de reconocimiento por su trabajo, por su implicación y por que no decirlo, por corporativismo.
Decía un entrenador de reconocido prestigio que “somos  como John Wayne, Solos ante el peligro, pero en realidad el peligro no es estar solo, sino sentirse solo”.